El Libro de Piedra (México, 1969)
- Juanmi Retrocinema

- 20 jun
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 2 jul
Terror psicológico mexicano de culto.

La joven institutriz Julia llega a una casa de campo, contratada por el viudo Eugenio para cuidar a su hija Silvia, una niña callada, inteligente… y profundamente perturbadora. Desde su primer encuentro, Silvia deja claro que no está sola, convive constantemente con un “amigo” llamado Hugo. Julia, racional y paciente, al principio cree que se trata de un mecanismo psicológico producto de la soledad, pero pronto se ve envuelta en una serie de eventos inexplicables.
Silvia no solo habla con Hugo, obedece sus órdenes, le consulta decisiones y anticipa eventos que no debería conocer. Su padre desestima todo como invención, pero Julia encuentra inquietante que la niña tenga un conocimiento tan preciso de temas esotéricos, símbolos antiguos y frases en latín. El punto de quiebre llega cuando Julia descubre una estatua en el bosque, un niño en actitud solemne, con un libro de piedra en las manos. Silvia afirma que ese es Hugo… y que vive allí.
Poco a poco, la realidad se fractura. La esposa del jardinero muere en un accidente predicho por Silvia. La estatua parece cambiar de posición. La niña se vuelve más hostil, dominada por una voluntad externa. Julia intenta protegerla, pero también empieza a temerle. Descubre que Hugo fue un niño de siglos atrás, acusado de practicar magia negra y condenado a una muerte ritual. Su cuerpo fue transformado en estatua como castigo y advertencia.

La atmósfera se enrarece hasta el clímax, Julia enfrenta a Silvia en el bosque y suplica por su liberación. La niña, con una mirada gélida, dice que ya es demasiado tarde. Un grito, un relámpago, y la estatua de Hugo ha desaparecido… en su lugar está Julia, convertida en piedra, con el libro en las manos. La película cierra con Silvia regresando a casa como si nada hubiera pasado, tomada de la mano de su nuevo "amigo". La inocencia ha muerto, y el mal ha tomado una nueva forma.
Contexto Histórico
Estrenada en un México aún dominado por el melodrama, El libro de piedra representó una apuesta arriesgada. Taboada ya había experimentado con el terror en Hasta el viento tiene miedo, pero aquí fue más allá, introdujo el elemento infantil como canal de lo sobrenatural, y utilizó un ritmo pausado para generar angustia, no solo miedo. La película surge en una época de inquietud social, a un año de la masacre de Tlatelolco, en un país donde el miedo ya era parte del tejido cotidiano.
Taboada planteó una ruptura estética y narrativa con el cine de horror extranjero de su época. En lugar de monstruos o violencia explícita, apostó por lo invisible, la sugestión, la amenaza velada, el peso de la superstición y la represión emocional. En El libro de piedra, el horror nace no solo del espectro del más allá, sino de la ceguera adulta ante el sufrimiento infantil.

Influencia
La película ha sido considerada por muchos como la mejor obra de Taboada, y una de las más inquietantes del cine mexicano. Su legado es enorme, ha influenciado tanto a directores nacionales como internacionales, incluyendo a Guillermo del Toro, quien la ha citado como una de sus películas fundamentales. La figura del "niño demoníaco" y la estatua maldita son ahora arquetipos comunes, pero en su tiempo, fueron profundamente innovadores.
La estética sobria, los encuadres amplios que encierran a los personajes en espacios opresivos, y el sonido cuidadosamente dosificado —con silencios que pesan más que cualquier música— han sido estudiados en escuelas de cine como ejemplo de terror atmosférico. Además, su final trágico y ambiguo rompió con la costumbre del "final feliz", dejando al espectador en un estado de desasosiego.

Secuencias Legendarias
La presentación de Hugo: Silvia lleva a Julia al bosque y señala la estatua. El silencio, la bruma y la postura del niño petrificado crean un momento de terror sin necesidad de efectos especiales.
La predicción del accidente: Silvia, sin emoción, anuncia que algo terrible va a pasar. Esa noche, la esposa del jardinero cae por una escalera. La reacción de Silvia es una mezcla de indiferencia y triunfo.
El ritual con el libro de piedra: Julia encuentra inscripciones antiguas y descubre que Hugo era un hechicero. La revelación da un giro macabro al relato.
La transformación final: El espectador presencia la inversión, Hugo se ha liberado y Julia ha tomado su lugar. Silvia, tomada de la mano de una presencia invisible, camina al amanecer sin mirar atrás.

Datos Curiosos
El diseño de producción fue minimalista, con el propósito de centrar la atención en los personajes y no distraer con ornamentos.
Taboada recurrió a una actriz infantil con experiencia teatral para interpretar a Silvia, pero exigió contención total en sus gestos, lo que contribuyó al aura misteriosa del personaje.
El rostro del niño estatua fue esculpido a partir de un modelo real, pero con ciertas proporciones alteradas para hacerlo más inquietante.
Durante la filmación, algunos miembros del equipo reportaron “sensaciones extrañas” cerca de la locación del bosque, lo que alimentó la leyenda urbana en torno a la cinta.
Aunque no fue un éxito inmediato, la película creció en culto con el tiempo, siendo proyectada en funciones especiales cada Día de Muertos en varios cines del país.

Dónde Verla
Se encuentra disponible en FilminLatino y ocasionalmente en plataformas como YouTube o Amazon Prime en su versión restaurada. También es proyectada en funciones especiales de la Cineteca Nacional y ha sido parte de ciclos dedicados al cine de horror clásico mexicano.
Conclusión
El libro de piedra es una obra maestra del cine de terror latinoamericano. Más que un cuento de fantasmas, es un relato sobre el poder de lo no dicho, la fuerza de la imaginación infantil y la fragilidad de la razón ante lo inexplicable. Su potencia radica en la sutileza, no grita, susurra. No enseña al monstruo, deja que el espectador lo imagine. Es una historia donde el verdadero horror no está en el espectro, sino en la idea de que hay cosas que nunca podremos controlar… ni entender. Una joya que sigue acechando desde las sombras, con una elegancia perversa y un final imposible de olvidar.
“Él lee en su libro… cosas que nadie debería saber.”
– Silvia










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