El ladrón de Bagdad (1940)
- Juanmi Retrocinema
- hace 1 día
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Fantasía épica con efectos revolucionarios

En el esplendoroso reino de Bagdad, el joven y arrogante príncipe Ahmad es traicionado por su propio visir, el astuto y ambicioso Jafar (Conrad Veidt), quien mediante un oscuro hechizo lo ciega y lo destierra para usurpar su trono. Reducido a la condición de mendigo, Ahmad conoce a Abu (Sabu), un ladronzuelo callejero pero de buen corazón, quien se convierte en su compañero de aventuras y único aliado.
Juntos emprenden un viaje épico a través de tierras exóticas para encontrar los tres tesoros mágicos que podrían restaurar la vista del príncipe y derrocar al tirano: una piedra sagrada escondida en un templo prohibido, un ojo místico custodiado por una diosa gigante, y el legendario genio de la lámpara (Rex Ingram). Cada prueba los enfrentará a peligros sobrenaturales, desde estatuas vivientes hasta un caballo de madera volador, mientras Jafar despliega todo su poder oscuro para impedir su misión.

Paralelamente, Jafar ha secuestrado a la bella princesa (June Duprez), a quien pretende desposar para legitimar su gobierno. La princesa, sin embargo, resiste sus avances, manteniendo la esperanza en el regreso de Ahmad. El clímax llega cuando Abu logra liberar al poderoso genio de la lámpara, desatando una batalla final entre magia y astucia que decidirá el destino de Bagdad.
En un desenlace lleno de espectacularidad visual, el príncipe recuperará no solo su vista sino también su humildad, Abu encontrará su nobleza interior, y Jafar enfrentará las consecuencias de su sed de poder. La película culmina con una de las secuencias más memorables del cine fantástico: un vuelo romántico sobre los minaretes de Bagdad en la alfombra mágica, símbolo del triunfo de la pureza de corazón sobre la tiranía.

Actuaciones
Sabu (Abu): El corazón palpitante de la película. Sabu despliega una energía juvenil desbordante y una naturalidad que lo vuelve inmediatamente simpático. Su interpretación combina humor, astucia, valentía y emoción genuina. Abu no es solo un ladrón, es el héroe que se gana su lugar en la historia sin buscar tronos ni títulos, guiado por su instinto y su nobleza innata. Sabu brilla en cada escena, ya sea enfrentando monstruos, hablando con un genio o montando una alfombra voladora.
Conrad Veidt (Jaffar): Majestuoso y siniestro, Veidt encarna al villano con una mezcla perfecta de sofisticación y amenaza. Su mirada penetrante, su postura elegante y su voz hipnótica lo convierten en un hechicero que domina con el poder de la sugestión. Veidt no solo interpreta a un villano, le da dignidad, complejidad y un aura que impone respeto y temor. Es un antecedente claro de figuras como Jafar en Aladdin o Saruman en El Señor de los Anillos.
John Justin (Ahmad):Con un aire melancólico y noble, Justin interpreta al rey depuesto con honestidad emocional. Su relación con Abu aporta una dimensión fraternal que humaniza su personaje. Ahmad es más contemplativo que heroico, y eso permite que Abu se convierta en el motor de acción. La química entre ambos actores es fundamental para sostener la narrativa dual de tragedia y aventura.
June Duprez (La Princesa): Aunque su personaje tiene poco diálogo, Duprez transmite una serenidad casi sobrenatural. Representa el ideal romántico de pureza y belleza orientalizada que dominaba el cine de la época. Su interpretación se apoya más en la expresión visual que en la acción, funcionando como símbolo y motivación dentro del relato.
Rex Ingram (El Genio): Inolvidable por su presencia física y su voz profunda, Ingram logra un equilibrio entre lo imponente y lo cómico. Su interpretación le otorga al Genio un carácter contradictorio, es capaz de destruir ciudades, pero también de reír como un niño. Su dinámica con Sabu aporta momentos de alivio cómico y maravilla.
Miles Malleson (El vendedor de juguetes): En su doble papel como actor y coescritor del guion, Malleson aporta una chispa de sabiduría cálida y resignada. Su breve aparición deja una marca nostálgica en el espectador, como si encarnara la voz de la memoria en una historia contada al calor de una lámpara mágica.
Contexto Histórico
Filmada en los albores de la Segunda Guerra Mundial, El ladrón de Bagdad representa un triunfo artístico contra todas las adversidades. La producción inició en Inglaterra en 1939 pero debió trasladarse a Estados Unidos debido a los bombardeos nazis, convirtiéndose en una de las últimas grandes producciones británicas antes de la guerra. El presupuesto, ya elevado para la época, se disparó a 1 millón de dólares (equivalente a unos 20 millones hoy), haciendo uso de tres directores diferentes y múltiples unidades de filmación.
Narrativa y Estructura
La película combina sabiamente elementos de varios cuentos de Las mil y una noches en una estructura de viaje del héroe que Joseph Campbell hubiera admirado. La trama principal sigue tres líneas entrelazadas:
La caída y redención del príncipe Ahmad.
La transformación moral de Abu, el ladrón.
La ambición desmedida del gran visir Jafar.
Cada acto está marcado por pruebas sobrenaturales:
Acto I: El golpe de estado y la ceguera metafórica del príncipe
Acto II: La búsqueda de los tesoros mágicos (la piedra sagrada, el ojo de Shiva)
Acto III: La confrontación final con el genio y la restauración del orden

Innovaciones Técnicas
La película revolucionó varios aspectos del cine fantástico, uso pionero de la pantalla azul (blue screen) para las escenas de vuelo, maquetas y perspectivas forzadas, el palacio de Jafar combinaba miniaturas con actores reales. La secuencia del caballo de madera volador influyó en Ray Harryhausen.
Legado e Influencia
El ladrón de Bagdad dejó un legado imborrable:
Inspiró directamente a Aladdin de Disney (1992), influenció el diseño de producción de Star Wars (los palacios de Naboo), marcó el estándar para películas de aventuras hasta Indiana Jones, el genio de Rex Ingram fue modelo para personajes como Shazam.

Comparativa con Otras Versiones
A diferencia de la versión muda de 1924 con Douglas Fairbanks:
Mayor desarrollo psicológico de los personajes.
Uso del color como elemento narrativo.
Secuencias de acción más dinámicas.
Mezcla de géneros (aventura, romance, comedia).
Recepción y Crítica
En su estreno, la película recibió:
4 estrellas completas del New York Times.
Nominación a 3 Oscars (ganó Fotografía, Efectos Especiales y Color)
Fue prohibida en algunos países árabes por su representación del islam

Restauración y Preservación
En 1996, el British Film Institute realizó una restauración recuperando 12 minutos de metraje perdido además, corrigió problemas de color de las copias originales y digitalizó los efectos ópticos para preservar su calidad.
Guía de Apreciación
Te recomendamos para disfrutarla plenamente hoy:
Observar los detalles del vestuario (mezcla de estilos persas e indios).
Notar el uso simbólico del color (rojo=pasión, azul=misterio).
Apreciar la coreografía de las escenas de masas.
Comparar los efectos prácticos con el CGI moderno.

Dónde Verla
Criterion Collection (edición especial con extras).
BFI Player (versión restaurada).
Conclusión
Más que una película infantil, El ladrón de Bagdad es una obra maestra del cine fantástico que combina:
Innovación técnica.
Profundidad temática.
Espectáculo visual.
Interpretaciones memorables.
Su mensaje sobre la redención y el poder de la humildad sigue resonando 80 años después, demostrando que el verdadero cine de aventuras no envejece.
“El poder sin justicia es el peor de los hechizos.” — El ladrón de Bagdad (1940)
Ficha Técnica
Título: El ladrón de Bagdad
Año de estreno: 1940
Nacionalidad: Reino Unido / EE.UU.
Duración: 106 minutos
Género: Fantasía / Aventura
Director: Michael Powell, Ludwig Berger y Tim Whelan
Reparto principal: Sabu, Conrad Veidt, John Justin, June Duprez, Rex Ingram, Miles Malleson
Guionista: Lajos Bíró y Miles Malleson
Compositor: Miklós Rózsa
Director de fotografía: Georges Périnal